La receta de esta semana es un dulce de esos en los que no importa lo mañosos que seamos porque el encanto está en que todos van a salir diferentes y lo que comparten es un sabor increíble; suave, dulce, cremoso y especiado. Se trata de buñuelos de calabaza.
Si, lo sé, ya estoy repitiéndome otra vez con la calabaza… pero que sepáis que esta es sólo la tercera receta con calabaza del blog y seguro que aún faltan muchas más por añadir.
En las dos ocasiones anteriores he preparado recetas “extranjeras”, o al menos no demasiado típicas de España, es decir, Pan de Calabaza (Pumpkin Bread) y Pastel de calabaza (Pumpkin Pie). Hoy quería traer una receta más tradicional o cercana a mí.
Los buñuelos son un tipo de masa preparada con harina que se fríe en abundante aceite y que resulta en unas bolitas esponjosas y jugosas. Los buñuelos tienen un origen muy antiguo y se consideran típicos en multitud de lugares de todo el mundo, cada uno con sus propias particularidades e ingredientes. (Me he quedado totalmente maravillada cuando he investigado un poco sobre lugares donde se preparan buñuelos. Qué montón de variedades, ingredientes, formas, sabores,...)
En España, los buñuelos pueden prepararse dulces o salados, dependiendo de los ingredientes utilizados para preparar la masa. De los más conocidos se podrían destacar los buñuelos de bacalao, los buñuelos de viento o los buñuelos de calabaza. Los buñuelos de calabaza son particularmente conocidos por su preparación durante las Fallas en Valencia y suelen prepararse con un pequeño agujerito a modo de rosquillas.
Yo, que soy andaluza, no me considero experta en buñuelos de calabaza valencianos, pero sí que he preparado en multitud de ocasiones junto a mi abuela una variante de los buñuelos a los que llamamos repápalos. (Los repápalos también los hay de muchos tipos y son muy conocidos por Extremadura… pero ya profundizaré sobre ellos más adelante en el blog)
La cuestión es que hoy traigo mi propia versión de buñuelos de calabaza ideada a partir de la receta de que prepara mi abuela. Como ella hace las cosas a ojo y no mide los ingredientes, he tenido que reajustar cantidades hasta dar con unas proporciones adecuadas. Ha sido divertido aunque un poco lioso porque he tenido que adivinar las cantidades para poder hacer la foto de los ingredientes y luego comprobar que eran correctas.
Me ha encantado el resultado y además, ha coincidido con que este fin de semana iba a visitar a unos amigos y he tenido buñuelos para repartir con la familia y también para que llevar a mi pequeño viaje. Creo que han tenido mucho éxito y que están estupendísimos. Si no es así… entonces me han estado engañando mi familia y amigos todo el fin de semana
Espero que los pongáis en práctica y me comentéis qué tal os ha salido. Y ahora… manos a la obra.
Si, lo sé, ya estoy repitiéndome otra vez con la calabaza… pero que sepáis que esta es sólo la tercera receta con calabaza del blog y seguro que aún faltan muchas más por añadir.
En las dos ocasiones anteriores he preparado recetas “extranjeras”, o al menos no demasiado típicas de España, es decir, Pan de Calabaza (Pumpkin Bread) y Pastel de calabaza (Pumpkin Pie). Hoy quería traer una receta más tradicional o cercana a mí.
Los buñuelos son un tipo de masa preparada con harina que se fríe en abundante aceite y que resulta en unas bolitas esponjosas y jugosas. Los buñuelos tienen un origen muy antiguo y se consideran típicos en multitud de lugares de todo el mundo, cada uno con sus propias particularidades e ingredientes. (Me he quedado totalmente maravillada cuando he investigado un poco sobre lugares donde se preparan buñuelos. Qué montón de variedades, ingredientes, formas, sabores,...)
En España, los buñuelos pueden prepararse dulces o salados, dependiendo de los ingredientes utilizados para preparar la masa. De los más conocidos se podrían destacar los buñuelos de bacalao, los buñuelos de viento o los buñuelos de calabaza. Los buñuelos de calabaza son particularmente conocidos por su preparación durante las Fallas en Valencia y suelen prepararse con un pequeño agujerito a modo de rosquillas.
Yo, que soy andaluza, no me considero experta en buñuelos de calabaza valencianos, pero sí que he preparado en multitud de ocasiones junto a mi abuela una variante de los buñuelos a los que llamamos repápalos. (Los repápalos también los hay de muchos tipos y son muy conocidos por Extremadura… pero ya profundizaré sobre ellos más adelante en el blog)
La cuestión es que hoy traigo mi propia versión de buñuelos de calabaza ideada a partir de la receta de que prepara mi abuela. Como ella hace las cosas a ojo y no mide los ingredientes, he tenido que reajustar cantidades hasta dar con unas proporciones adecuadas. Ha sido divertido aunque un poco lioso porque he tenido que adivinar las cantidades para poder hacer la foto de los ingredientes y luego comprobar que eran correctas.
Me ha encantado el resultado y además, ha coincidido con que este fin de semana iba a visitar a unos amigos y he tenido buñuelos para repartir con la familia y también para que llevar a mi pequeño viaje. Creo que han tenido mucho éxito y que están estupendísimos. Si no es así… entonces me han estado engañando mi familia y amigos todo el fin de semana
Espero que los pongáis en práctica y me comentéis qué tal os ha salido. Y ahora… manos a la obra.
Buñuelos de Calabaza
Prep: 10 min
Fritura: 15-20 min
30-40 buñuelos
Dificultad: Baja
Ingredientes:
Para el puré calabaza
- 1 Calabaza tipo cacahuete
- 2 estrellas de anís estrellado
- 2-3 clavos de olor
- 5 vainas de cardamomo
Para los buñuelos
- 340-350 gr puré calabaza
- 180-200 gr harina
- ½ cucharada de levadura (8gr)
- 1 cucharadita de sal
- 6 cucharadas de azúcar (100 gr)
- 2 huevos L
- Aceite de oliva suave o aceite de girasol (para freír los buñuelos)
- Azúcar granulado y canela para espolvorear
Elaboración:
Ya indiqué en mi entrada de Pan de Calabaza (Pumpkin Bread) cómo prepara el puré de calabaza. Sin embargo, con el Pan de calabaza sólo conseguí una rodaja de calabaza tipo Vasca o Mallorquina y hoy, por fin, tengo una calabaza tipo cacahuete que es mucho más apropiada para la repostería. Por tanto, voy a repetir la explicación.
Respecto a los tipos de calabaza os recomiendo que le echéis un vistazo a la breve reseña que hice sobre el tema en mi entrada de Plan de calabaza.
Respecto a los tipos de calabaza os recomiendo que le echéis un vistazo a la breve reseña que hice sobre el tema en mi entrada de Plan de calabaza.
Puré de calabaza
En primer lugar, pelamos y troceamos la calabaza. Los trozos no tienen por qué ser muy pequeños, de 2-3 cm es más que suficiente. Colocamos los trozos en un cazo y los cubrimos con agua.
Ponemos a cocer la calabaza junto con las especias: anís estrellado, clavos de olor y cardamomo. Mantenemos a fuego medio removiendo de vez en cuando hasta que los trozos estén blandos o se puedan aplastar con ayuda de un tenedor.
Ponemos a cocer la calabaza junto con las especias: anís estrellado, clavos de olor y cardamomo. Mantenemos a fuego medio removiendo de vez en cuando hasta que los trozos estén blandos o se puedan aplastar con ayuda de un tenedor.
Retiramos el agua sobrante y aplastamos con ayuda de un tenedor. También podemos conseguir el puré directamente utilizando la batidora. Si después de un rato vemos que el puré tiene demasiada cantidad de agua, se puede poner en un colador y escurrir el exceso de agua.
De una calabaza como la de la imagen he obtenido unos 730 gramos de puré de calabaza, por lo que he preparado poco más del doble de las cantidades indicadas en la receta de buñuelos de calabaza.
De una calabaza como la de la imagen he obtenido unos 730 gramos de puré de calabaza, por lo que he preparado poco más del doble de las cantidades indicadas en la receta de buñuelos de calabaza.
Buñuelos
En un recipiente grande batimos los dos huevos junto con el azúcar y la sal. Luego añadimos el puré de calabaza y mezclamos bien.
Incorporamos en dos o tres veces la harina y la levadura, previamente tamizada.
Incorporamos en dos o tres veces la harina y la levadura, previamente tamizada.
Deberemos obtener una crema bastante espesa, pero aún así demasiado líquida como para poner amasar con las manos o darle forma.
En una sartén profunda ponemos a calentar aceite. Debe ser una sartén profunda para que los buñuelos no estén en contacto con el fondo y así no se quemen.
Cuando el aceite esté bien caliente, vamos echando cucharadas de masa en la sartén. Para conseguir que la masa quede junta y formando las bolitas que se aprecias en las imágenes es importante verter toda la masa lo más rápido posible. Yo me ayudo de dos cucharas; con una cojo la masa y la acerco al aceite y luego, con la otra cuchara, a modo de pala, arrastro el contenido de la primera cuchara en el aceite. De este modo consigo que toda la masa caiga prácticamente de una sola vez en el aceite.
Manteniendo el aceite a fuego medio-alto le vamos dando vueltas a los buñuelos hasta que estén doraditos. Los sacamos de la sartén y los dejamos en un plato sobre papel de cocina para retirar el exceso de aceite.
Dejamos templar y ya podemos servirlos. Habitualmente se espolvorean con azúcar granulado y un poco de canela, pero solitos también están estupendos, y si además los tomáis para merendar con un chocolate calentito… entonces ya ni os cuento. ¡DELICIOSOS!
En una sartén profunda ponemos a calentar aceite. Debe ser una sartén profunda para que los buñuelos no estén en contacto con el fondo y así no se quemen.
Cuando el aceite esté bien caliente, vamos echando cucharadas de masa en la sartén. Para conseguir que la masa quede junta y formando las bolitas que se aprecias en las imágenes es importante verter toda la masa lo más rápido posible. Yo me ayudo de dos cucharas; con una cojo la masa y la acerco al aceite y luego, con la otra cuchara, a modo de pala, arrastro el contenido de la primera cuchara en el aceite. De este modo consigo que toda la masa caiga prácticamente de una sola vez en el aceite.
Manteniendo el aceite a fuego medio-alto le vamos dando vueltas a los buñuelos hasta que estén doraditos. Los sacamos de la sartén y los dejamos en un plato sobre papel de cocina para retirar el exceso de aceite.
Dejamos templar y ya podemos servirlos. Habitualmente se espolvorean con azúcar granulado y un poco de canela, pero solitos también están estupendos, y si además los tomáis para merendar con un chocolate calentito… entonces ya ni os cuento. ¡DELICIOSOS!
Buenísimos...soy una de las amigas que los probó durante el fin de semana....os recomiendo hacerlos y que los probéis!!!
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