Parece que últimamente estoy dedicada a las recetas básicas o que sirven de base a otras recetas más elaboradas. En esta ocasión le toca el turno a la pasta fresca.
Estoy segura de que todos tenemos en casa una bolsa o bote con macarrones, espaguetis o algún tipo de pasta seca. De hecho, seguro que algunos también tienen una bandeja de pasta fresca rellena guardada en la nevera. Y la cuestión es que la pasta es un plato muy socorrido y que saca de un apuro en más de una ocasión. Además, es muy versátil y le viene bien casi todo; están riquísimas en ensaladas, con salsa de tomate casera (si es posible 😉), con un poco de mantequilla y queso, con verduras, con un sofrito de gambas, en forma de lasaña, y la lista no terminaría nunca…
Estoy segura de que todos tenemos en casa una bolsa o bote con macarrones, espaguetis o algún tipo de pasta seca. De hecho, seguro que algunos también tienen una bandeja de pasta fresca rellena guardada en la nevera. Y la cuestión es que la pasta es un plato muy socorrido y que saca de un apuro en más de una ocasión. Además, es muy versátil y le viene bien casi todo; están riquísimas en ensaladas, con salsa de tomate casera (si es posible 😉), con un poco de mantequilla y queso, con verduras, con un sofrito de gambas, en forma de lasaña, y la lista no terminaría nunca…